La industria de energías renovables sigue siendo considerada como una novedad a pesar de que es conocida desde hace tanto tiempo. Son los últimos 10 años que han sido clave, pues finalmente pudimos notar un crecimiento significativo en la industria. Sin duda alguna, esto va de la mano con el impacto en el sector laboral y económico.
Gracias a la transición energética, observamos cambios drásticos que traen beneficios a nivel global. Tan sólo en 2017 pudimos notar un aumento de casi 58 millones de empleos nuevos en el sector energético, de los cuáles, la mitad se encontraba en combustibles fósiles. Esto seguirá en aumento, ya que se pretende continuar la reducción paulatina en el uso de energías tradicionales para 2050.
La creación de estos empleos, así como el impacto de las renovables en el ambiente y en la economía, determinarán el crecimiento de la industria. No obstante, hay que recordar que no todos los subsectores de las energías renovables se encuentran en una etapa madura. Esto quiere decir que energías como la geotérmica, que siguen en desarrollo, no tienen un impacto significativo hoy en día, pero podrán tenerlo en el futuro.
Un factor determinante para predecir cómo impactará cada subsector a la sociedad y a la economía es la cantidad de mano de obra que éste requiere. Se espera que la mayoría de nuevos empleos tengan que ver con la fabricación de maquinaria eléctrica, cultivos de biomasa, así como el transporte y servicios energéticos.
Los perfiles laborales más solicitados serán variados. Además de ingenieros y matemáticos, se necesitará personal capacitado para resolución de problemas, comunicación y trabajo en equipo; además de técnicos y operadores de máquinas, entre otras profesiones dependiendo de cada rubro.
Las empresas privadas ya cuentan con programas de formación y han actuado en asociación con los sectores público y educativo para influir en la política de educación y habilidades en el contexto de la transición hacia la energía limpia. Sin embargo, el sector privado enfrenta diversos retos que tienen que ver con estrategias de organización, planeación y ajuste a las políticas climáticas o gubernamentales, principalmente.
Lo más importante es asegurar una preparación adecuada para los trabajadores, que les permita desempeñar adecuadamente sus funciones. De no ser así, el crecimiento de la economía verde podría estancarse.El camino será largo, pero sin duda este cambio le beneficiará a todos en un largo plazo.