Si bien Brasil se lleva la mayor parte del crédito por las energías renovables en América Latina, Uruguay es un país subestimado, ya que es casi independiente de los combustibles fósiles. En 2008, Ramón Méndez, físico uruguayo, creó una política energética para el futuro del país en 2030. Hoy en día, el 40% de la energía de Uruguay proviene de la energía eólica, y el otro 58% proviene de fuentes hidroeléctricas, biomasa y solar.
Para 2017, Uruguay había instalado una capacidad de 1.479MW para el sector eólico, 1.538MW para hidroeléctrica y 238MW para solar fotovoltaica, además de importantes capacidades de biomasa y biocombustibles. Esto representó la creación de hasta 316 empleos de tiempo completo por cada 100MW. De hecho, los puestos de trabajo creados por las instalaciones suman 5.512. Además, el sector público generó más de 3.000 puestos de trabajo relacionados con la industria.
Los puestos de trabajo generados por la industria varían según los sectores. Como en la mayoría de los países, la energía solar fotovoltaica ha demostrado crear puestos de trabajo de instalación, principalmente. Sin embargo, un número significativo de ellos están relacionados con startups. Entre los diferentes tipos de energías renovables, el empleo en la construcción y la instalación constituye la mayor parte de la creación de empleo. A medida que la red se expande, crecen los empleos de mantenimiento, operación y administración. Debido al nivel actual de expansión, estas posiciones son probablemente las más demandadas en este momento.
La subestimación de Uruguay podría atribuirse precisamente a que su red renovable está muy bien desarrollada. Según el perfil estadístico de IRENA, Uruguay tiene el potencial de generar un 80% más de energía que el mundo por unidad de capacidad fotovoltaica instalada. La generación eólica terrestre y el potencial de biomasa también son superiores a la media mundial, en un 20 % y un 50 % respectivamente.
Parece que el próximo desafío de Uruguay será regional y deberá luchar contra los grandes de las renovables en América Latina. Uruguay necesitará encontrar una manera de exportar energía a sus vecinos regionales. Este podría ser un gran desafío ya que se enfrenta a Brasil, Argentina, Panamá y México. Estos países están comenzando a expandir su capacidad de generación renovable y están recibiendo fuertes inversiones, a diferencia de Uruguay. Otra excelente manera de aprovechar su posición actual es exportar sus conocimientos. El talento que sabe cómo navegar por las políticas públicas y las energías renovables podría ser muy apreciado en países como Alemania.