Las ciudades son el principal consumidor de energía y la principal fuente de C02. Producen el 70% de las emisiones y sin la transformación energética esto se duplicaría pues para mediados del siglo, el 70% de la población mundial se trasladará a las grandes ciudades.
Afortunadamente, la energía verde ha logrado ser un competidor importante para las energías tradicionales. Ha logrado crecer exponencialmente gracias a sus precios competitivos y a la tecnología que ha abaratado su producción. Esto traerá beneficios ambientales importantes, que además beneficiarán a la economía global. Se espera disminuir la pobreza energética en algunas regiones que actualmente no tienen acceso a este recurso.
Sin embargo, las grandes ciudades seguirán al mando y para 2030, las 50 ciudades más grandes del mundo aumentarán su riqueza, afectando la política internacional. Por ello, se esperan cambios y consecuencias geopolíticas que afectan a la industria energética.
Se crearán nuevos acuerdos con el fin de compartir y desplazar recursos de una región a otra. Por consiguiente, es necesario tomar en cuenta la posibilidad de que se creen conflictos internacionales o que se afecte la estabilidad económica de distintos países. Es por esto que la creación de políticas gubernamentales es fundamental para mantener un control y evitar problemas en la mayor medida posible.
Estas políticas ayudarán a que se las operaciones de las distintas plantas energéticas se encuentren adecuadamente reguladas, que exista un buen manejo de ellas y que por lo tanto el panorama sea ideal para la inversión. Para lograr esto, el sector político y privado debe trabajar en conjunto.